¿Tapar a un bebé puede llegar a ser una misión imposible?

Bien es sabido por todos los padres y madres que en cuanto tapas a un bebé la probabilidad de que permanezca tapado más de 15 min es muy baja por no decir casi inexistente.

Si tu bebé es menor de 6 meses o todavía no gatea ni intenta ponerse de pie en la cuna, una forma de taparlo efectiva para que no se destape por la noche es con el típico saco de dormir “redondo” Hay muchos tipos de sacos, diferentes grosores, con mangas, sin ellas, con un tipo de cremallera u otro, etc.

Si por el contrario tu bebé ya gatea, se pone de pie e incluso si ya anda y en general tiene más movilidad, lo ideal son los sacos que llamamos con pies o con piernas. También ese les llama pijamas manta. Estos son ideales porque para nuestros hijos son mucho más cómodos y les da mucha más libertad de movimiento, esto hará que duerman mucho más tranquilos y nosotros los padres, más tranquilos sabiendo que no pasan frío.

Es verdad que en general los bebés suelen ser más calurosos que nosotros los adultos por eso es importante detectar que grosor de saco de dormir se adecua más a nuestros hijos y al clima de la zona en la que vivimos.

Verás que el grosor de los sacos se indica a través del TOG (Thermal Overall Grade, calificación térmica general) El fabricante siempre indica que grosor es el adecuado según la temperatura que tengáis en casa.

Guía general de como abrigar a mi bebé según la temperatura que hay en mi casa

De 24º a 21º : Saco 1 o 1’5 TOG + Body

De 20º a 18º : Saco 2 o 2’5 TOG + Pijama

Menos de 18º: Saco 3 TOG + Body + Pijama

Evitad sobre abrigar. Es importante para la seguridad del bebé que no pasen excesivo calor mientras duermen. En invierno es preferible que haga un pelín de frío que no que haga mucho calor.La temperatura ideal para dormir va entre 20° y 22° pero es verdad que a veces es difícil de controlar. No abuses del aire acondicionado. Ponlo un ratito antes de dormir para refrescar la habitación y luego mejor apagado. Los ventiladores en el techo en verano son un gran aliado.

La temperatura ideal para dormir va entre 20° y 22° pero es verdad que a veces es difícil de controlar. No abuses del aire acondicionado. Ponlo un ratito antes de dormir para refrescar la habitación y luego mejor apagado. Los ventiladores en el techo en verano son un gran aliado.